¡Buenos días a todos! Ayer por fin tuve mi primer día de clase y estaba...¡Muy emocionada!

Por llamarlo de alguna manera. Más bien era un cúmulo de miedo, nervios, incertidumbre que poco a poco se fueron apaciguando. La mañana empezó entretenida como otra cualquiera. Sesión de gimnasio, un buen desayuno y algún que otro bache en el camino. Con bache me refiero a que me levanté con una buena herida en los pies lo que me impide ponerme la mayoría de mis zapatos ¿el motivo? Usar unos tacones que no valen para nada. Pero con suerte cicatrizarán rápido y por lo menos me puedo poner mis creepers. 

¡Por cierto! He preparado también un vídeo que podréis encontrar en mi canal o en este enlace: Primer día de universidad

Después de un baño relajante, vestirme y molestar un poco a los gatos, era hora de marcharse. Tener todo a mano, cuadernos, tablet, bolígrafos, llaves de casa, del... coche. El coche. Esa fue mi gran aventura de ayer. En realidad todos esos nervios y esos miedos se debían a que era la primera vez que iba a la universidad en coche. Y puede parecer una tontería pero  es una distancia medianamente larga para lo que había recorrido hasta ahora y sobretodo nueva. Además, como era de esperar en mi vida, la cosa se complico más.

Decidí coger el coche y verme acompañada del GPS familiar pero para mi sorpresa...¡No había GPS! Es decir, había cogido la caja dónde supuestamente estaba guardado y ya en el coche se me ocurrió abrirla, lógicamente era necesario. Pues no había GPS. En su interior, en cambio, había una preciosa navaja bien empaquetada en su propia funda. Si, una navaja. Es todo muy normal, pero yo necesitaba el GPS. Así que lo intenté con el móvil, que desgraciadamente y como ya esperaba, no funcionó. 

Por lo tanto, tuve que recordar el trayecto de cabeza y por suerte, llegue bien, me salté una salida, pero no pasa nada, el cambio de sentido estaba relativamente cerca y me llevó directamente a la carretera necesaria. No llegue tarde, pero me vi un poco perdida así que fue un gran alivio encontrarme a dos de mis compañeros favoritos. Pero fue llegar a clase y os juro que mis ojos se volvieron más grandes. El aula era sin duda más pequeña que el año pasado. Sin duda alguna. Y más para las cincuenta personas que éramos.

Como es costumbre para mí llegar muy apurada, no había sitio así que tuvimos que coger una mesa cualquiera, llevarnos un par de sillas de otro aula y acoplarnos como pudimos. Las clases en general bastante interesantes, alguna más pesada que otra (sobretodo para el primer día) pero estoy deseando empezar este cuatrimestre. Lo único que eche en falta a muchos compañeros a los cuales tenía muchísimo cariño. Pero por lo menos hay caras nuevas, caras más familiares y seguramente sea un buen año. Un poco agobiante por el número de personas y el aula enana con tres ventanas y sin aire acondicionado. Hay que ser positivos.

En alguna que otra clase nos dejaron salir antes así que estuve matando el tiempo con mis compañeras y poniéndonos un poco al día, que ya era hora. Me alegro de que al menos se hayan quedado estas chicas, sin ellas si que sería complicado sobrevivir. Así que mil gracias por existir y acogerme en vuestro pequeño nido.

Y a las 20.30h ya por fin nos dejaron marchar a casa y yo tenía una pelea pendiente con el coche. Sobretodo porque por más que pusiera la música no funcionaba. Hasta que recordé que mi padre mencionó que si enciendes las luces, no funciona la radio. Muy inteligente por mi parte los cinco minutos que perdí intentándolo. Era de noche, llovió un poco pero la vuelta me resultó mucho más amena que la ida. Sin ningún incidente. Lo único que quería hacer era llegar a casa. 

Cuando lo hice solo quería cenar y contarle la experiencia a mi madre. Porque tenía muchas emociones encima. Unas más bonitas, otras más peligrosas. Me sentí muy orgullosa de mí, de mis compañeras, de vernos a todas en nuestro penúltimo año de carrera dispuestas a luchar por ello. Con ganas, con una sonrisa. Pero por otra parte creo que me flojea bastante esa estabilidad y ganas de luchar. Con suerte será una fase. 

Soy de esas afortunadas que empiezan la universidad tarde ¡Y hasta la semana que viene nada! Miento, tengo que volver el jueves para realizar la elección de hospitales. Estamos todos muy nerviosos. ¿Cómo fue vuestro primer día de clase? Espero que igual de emocionante o incluso más. Nunca hay que dejar de crecer.

Os deseo a todos un feliz día y muchas gracias por dedicarme vuestro tiempo, me siento muy agradecida.

¡FELIZ MIÉRCOLES!