MALTA EXPERIENCE

12:00

¡Hola Bichosbola! ¿Qué tal están resultando vuestras vacaciones? 

Este año son mis primeras vacaciones de verdad ¿Por qué digo esto? Es el primer año en el que noto que mis vacaciones son merecidas. No me malinterpretéis, me refiero a que es el primer año que trabajo y tengo que organizarme con mi alrededor para acabar en algún destino distinto. Vamos, lo que llamo yo la vida adulta. Aunque no me puedo quejar.

En lo que llevo de años he visto tres veces el mar. La primera fue Suecia, con su frías y acogedoras temperaturas. La segunda fue Jávea, destino al que espero poder volver antes de que acabe el verano. Y por último Malta, ese paraíso de aguas cristalinas. ¿Cómo fue mi experiencia? ¡Os la cuento!



Para empezar, llegamos el domingo cerca de las 00:00 horas, dónde un simpático conductor nos dejó en la puerta de casa, cosa que facilitó bastante el viaje. En caso de no conocer bien un destino, os sugiero contratar este servio, sale mucho más barato que un taxi y ofrecen muchas opciones. En nuestro caso, contratamos el servicio a través de Rideways y fue excelente.

El apartamento lo elegimos a través de Airbnb y fue todo un acierto. Era un duplex ¡qué digo! ¡Un triplex! Muy acogedor, limpio, con un diseño... excepcional. Vamos, estaba enamorada. Con una cama enorme donde prácticamente dormimos separados por todo el espacio que tenía. Y una bañera... Perfecta para mí. Ya sabéis que soy una obsesa. La dueña, Verney, nos acogió al día siguiente muy amablemente y nos dio algunos trucos para sobrevivir por Malta. Os dejo el perfil del apartamento por si un día os animáis:

Día 1

El primer día oficial fue un auténtico caos. Os explico porqué. En primer lugar quisimos hacernos con una tarjeta de transporte que nos servía hasta una semana. Según internet os cuenta que podéis adquirirla en cualquier lugar: ERROR. El único sitio donde podías conseguirla era en la Valleta. La Valleta estaba literalmente enfrente de nuestro barrio. A cinco minutos en Ferri, cosa que como novatos no sabíamos, así que iniciamos la aventura en autobús. ERROR. El viaje duro practicamente 40 minutos. Tras llegar a la Valleta, en la estación de buses nos comentaron que la tarjeta que queríamos (La sencilla, solo para autobús) no la vendían. Así que nos indicaron una librería donde podíamos comprarlo. El precio de la tarjeta fue de 21€ y si queréis adquirirla alguna vez, os recomiendo que lo hagáis antes por internet desde España. Creo que es más secillo.

El problema en Malta reside en los autobuses. Son caóticos, están siempre llenos, los conductores no suelen ser agradables y lo más importantes: son impuntuales. Y no hablo de un retraso quizás de 10-15 minutos. Hablo de hasta 40 minutos, lo cual era bastante frustrante.





Tras nuestro viaje a la librería a por la maldita tarjeta, tardamos más de lo previsto y llegamos una hora tarde a nuestro encuentro con la casera, la cual a través de WhastApp y muy simpática lo comprendió y simplemente nos pidió que la avisáramos cuando estuviésemos cerca y ella vendría. Sin problema. Por la tarde, decidimos relajarnos en alguna playa de aguas cristalinas y a pesar del calor, encontramos un paraíso escondido. No sabría deciros el nombre exacto de la cala, pero estaba cerca de y se llagaba desde Isla (dónde nos alojábamos) con el autobús 124. Caminando un poco y bordeando el puerto, llegabas a una cala de arena super fina y piedras, con el agua transparente y un característico arco formado por la erosión del mar. Un paraíso donde prácticamente no había gente. El máximo de personas que vimos a parte de nosotros fueron seis personas.



Tras disfrutar del chapuzón y descansar un poco, decidimos acercarnos a Sant Julian, la zona con más movimiento y fiesta de Malta. A quién le guste la marcha, le encantará. A mi personalmente, me gusto la zona costera por la iluminación de los locales y que pudimos disfrutar del maravilloso eclipse lunar frente al mar. No duramos mucho por la zona y volvimos por Silema, donde cenamos un plato muy común en Malta: La pizza. Y encantados. Pasando por la Valleta, porqué todos los autobuses empiezan y acaban en la Valleta, estábamos tan cansados y desesperados por llegar a casa que decidimos no esperar al Ferri. Directamente cogimos un taxi pero de agua. Vamos, una barquita. He de decir que fue muy rápido y nos dejó a una calle de casa. La suerte de vivir a una calle del puerto.


Día 2

Madrugón del bueno el primer destino, cómo no, La Valleta. Esta vez aprendimos y cogimos un Ferri del cuál disfrutamos bastante por la brisa. Tardamos únicamente cinco minutos, nada comparado con el autobús... Y de ahí, no nos libramos. Un autobús hasta la punta norte de la Isla para coger otro Ferri hasta la isla de Comino. ¡Una hora y pico de Viaje! Y de pie, porque iba hasta arriba de pasajeros. El Ferry a Comino nos costó 10€ ida y vuelta hasta la piscina natural más grande del mundo. ¿por qué digo esto? Porqué cuando llegas te encuentras con mogollón de barcos, unas aguas azules transparentes rodeadas de chiringuitos, a Luis Fonsi de fondo y cinco personas por metro cuadrado. Sin exagerar. Una pena porque la zona era un paraíso Natural.



Pero porque somos un poco antisociales, nos hicimos con una sombrilla y caminando un poco encontramos una zona de piedra con una cueva, bastante útil la verdad para dejar las cosas, y un agua cristalina. EL sitio perfecto, rodeado de cosas que explorar. Y lo más importante ¡sin gente! Saltos, snorkel peces maravillosos, vegetación... el paraíso.



Tras pasar el día en Comino, quisimos disfrutar del atardecer y aprovechando que estábamos al noroeste y el sol se ponía por el oeste, quisimos bajar hasta Golden Bay. Esa playa nunca apareció pero a nuestro favor y tras caminar por unos preciosos acantilados de tierra roja, encontramos 
Ghajn Tuffieha Bay, que en maltés significa el ojo de la manzana, por sus tierras rojas. Ahí disfrutamos de un tranquilo baño y el atardecer más maravilloso que nos podía ofrecer. Un sitio muy romántico, sería por eso que había cuatro parejas de boda haciéndose fotos. 
Para acabar el día, Netflix, Vino, un baño lleno de espuma y la mejor compañía



Día 3

Último día en Malta y de Relax. Mucho relax. Eso significaba dormir hasta tarde y tomarse las cosas con calma. Con mucha calma. Por ello decidimos disfrutar de lo que quedaba de mañana en nuestra cala favorita y aprovechar al máximo nuestro equipo de snorkel. Lo disfrutamos tanto que no salimos del agua en una hora y media. O casi dos, no lo recuerdo. Conocimos personas majísimas, turistas y lugareños que querían disfrutar de la calma de la cala.



Por la tarde decidimos grabar unas tomas en la zona de nuestro barrio, aprovechando que eran las fiestas del pueblo. Lo tengo que decir, los malteses no tienen nada que envidiarle a las fallas de valencia. Al menos una hora, como mínimo, estuvieron tirando petardos y fuegos artificiales, que se juntaron con los cañonazos y la banda del pueblo. Una locura que inundó toda la zona de humo. Eso si, lo disfrutaron como niños pequeños. Nosotros al principio no tanto, sobretodo para cenar. Es más, recuerdo que el segundo día nos despertaron a las ocho de la mañana a cañonazo limpio. Toda la ciudad retumbaba. Pero por lo demás, unas luces maravillosas y un ambiente en que la ciudad no quería dormir. ¿Un consejo para Malta? Alimentaros constantemente a Granizados. No solo están buenos, refrescan y duran una barbaridad. Así que así nos despedimos, con un paseo por el puerto, un granizado y un momento en la terraza. Para decir adiós


.

A una ciudad con encanto, preciosa y mal comunicada. Pero lo último, no le resta importancia al resto. Quería paz y aquí la sentí y disfruté mucho de las vistas. Aunque recordad chicos, todo esto es mucho mejor con una buena compañía. Y yo tuve la suerte de tener la mejor de estas.





Felices vacaciones

Xx RXNA xX

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